Cuando no estén nuestros mayores para recordarnos los horrores que ellos vivieron, nuestra obligación será no permitir que los interesados de turno (cada cual mirando por su beneficio) manipulen nuestra historia.
Nunca debemos olvidar los valores que nos inculcaron, y es responsabilidad nuestra transmitirlos a nuestros descendientes.
Debemos comprometernos a impedir que nos arrebaten los derechos que con su lucha ellos consiguieron.
No podemos permitir que nos induzcan a odiar al otro y a verlo como nuestro enemigo, el lema del poder es “DIVIDE Y VENCERAS”.
Porque ellos se unieron para pelear por la democracia y las mejoras sociales de todos, vergüenza nos debía de dar no luchar ahora por una pensión digna para ellos.
En estos días, a menudo recuerdo la conversación que hace bastantes años mantuve con una señora mayor, una andaluza luchadora y trabajadora.
Me decía que no le gustaba ver como se comportaba nuestra generación, siempre quejándonos por lo que no teníamos. Me dijo algo que la vida se ha encargado de mostrarme que es cierto:
“Acostumbrarse a lo bueno cuando vienes de pasarlo mal es muy fácil, pero, cuando es al contrario eso es mucho más difícil”
Y lo que me martillea en estos momentos es la frase con la que terminó la conversación:
“Yo no lo voy a ver, pero creo que mis hijos y mis nietos vivirán penurias que jamás se deberían volver a ver”
Tenemos unos mayores que no nos merecemos y nuestros descendientes nos ofrecerán lo que le hemos profesado.
Victoria C.P
17/10/2019